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El Dropshipping es lo que se conoce como venta por catálogo de toda la vida. Es el fabricante o distribuidor el que envía el producto al comprador haciéndose pasar por tu negocio, aunque lo compre en tu web, ya que tú no tendrás el producto físicamente. Te quitas la parte logística de encima: captas y vendes, pero te olvidas de fabricar, almacenar y enviar.
Legalmente, tienes la responsabilidad de la atención al cliente, de la venta y de la devolución (si es a cliente particular final), por lo que tienes que darte de alta en autónomos.
Como ya hablamos en el capítulo del Comercial 2.0, donde os contábamos en qué consiste la afiliación, allí simplemente haces de comercial para otras tiendas online y te llevas una comisión por venta. Aquí, en el Dropshipping, tú pones los precios y gestionas tu ecommerce, pero sin tener los productos físicamente.
En Dropshipping, una vez que se cierra la venta, hay que contactar con el Dropshipper para que envíe el producto en cuestión.
Idílico, ¿verdad? Pues no lo es tanto. En el momento que haya un problema con la logística, pierdes el control totalmente, ya que no está en tus manos. Sí que es verdad que las comisiones son más altas que en la afiliación, obviamente.
Hay plataformas que te prestan productos para hacer dropshipping. Te suelen pedir una cuota mensual por vender sus productos… estafa en ciernes. Si vendes, amortizas el coste. Si no, ya estás perdiendo dinero sin tener la web siquiera para empezar.
Algunos negocios de Dropshipping tiran porque invierten mucho en publicidad y mueven productos con mucha rapidez gracias a ello. Pero claro, volvemos a lo de siempre: ¿Quién tiene un pastón para gasta en publicidad nada más empezar?
Hay mucho milagrero por ahí con una oratoria poderosa, contando todo lo que gana (aunque no dice si tiene beneficios, que eso es otra cosa) y vendiendo su método para hacer dropshipping de éxito.
Para buscar dropshippers lo mejor es irse a una feria y evitar plataformas, que ya hemos dicho que cobran por ello. Es un tipo de negocio que requiere de una gran inversión en publicidad.
Lo suyo es comenzar al revés. Si vas a querer vender bolsos a través de dropshipping, mejor crear una web que atraiga gente interesada en bolsos y después ir a un fabricante o distribuidor con los datos de visitas de la web para decirle: -todos los días me entra tanta gente buscando bolsos, ¿te interesa gestionar estos pedidos?-. Muchas empresas ya tienen especialistas que atienden a gente que tiene tiendas online.
El dropshipping no funciona con producos muy baratos, porque la recurrencia de compra va a ser baja seguro. La rentabilidad tiene que estar presente a la hora de montar este tipo de negocio. Cuanto más caros los productos, mejor, con un precio superior a 30€. Evitar productos que se devuelvan mucho como moda o electrodomésticos.
La web tiene que estar bien diseñada y contener un embudo de ventas que funcione, además de posicionarla en Google como cualquier otra. Sí que es verdad que es ideal para montar una tienda con poca inversión, pero hay que tener en cuenta todo lo que os hemos contado.
Por último, os vamos a contar un caso real. Una persona que hizo dropshipping con una plataforma que tiene 21000 productos en catálogo. Tienes que pagar tu inscripción, claro, y no es barata, por cierto. Ellos te ponen la web y hasta te hacen el logo. Hasta aquí todo bien, ¿verdad? O casi.
Cuando quisimos lanzar ese negocio, nos encontramos con lo siguiente: la web no estaba indexada en Google y hubo que hacerlo. Después, el SEO on-page estaba capado y no se podía trabajar de ninguna manera, con lo que no se podía contar con visitas vía Google. Las fotos de los productos eran iguales para todas las tiendas que estaban montando (y las plantillas de diseño también) y no dejaba cambiar las fotos de los productos para personalizarlas.
¿Seguimos? Pues tampoco dejaba meter un blog y el teléfono de contacto era el del dropshipper, no del dueño de la tienda. Además, la usabilidad de la tienda era realmente penosa, con lo que la gente que llegaba, no compraba de ninguna manera.
La única vía de dar a conocer los productos era la publicidad en redes y demás. Gasto, gasto y más gasto en publicidad y ninguna compra por una web sin un diseño actual y con un embudo que funcionase. Y, por último, no manejaba los márgenes de venta al no poder cambiar los precios.
Conclusión: un negocio no rentable que no recomendamos iniciar si no tienes pensado gastarte un buen dinero en publicidad desde el principio.
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