Para vender online, hay que ser fenicier y un poco pastor. Tienes que crear una vereda por la que ir guiando a los clientes para que acaben comprando. Eso es un embudo de ventas. Se puede crear un embudo de ventas en cualquier plataforma, pero hoy vamos a hablar de los emails como parte de esos embudos.
El email funciona muy bien para acompañar al cliente en cada una de las etapas del camino. Ya lo hemos comentado en otros capítulos. El email a día de hoy está totalmente en boga y es un perro pastor que hay que cuidar más de lo que haces normalmente.
Todo el mundo usa el email para todo, hasta para darse de alta en muchos servicios, ¿verdad? Es algo que usa todo el mundo. Inapelable y que nos acompaña casi hasta el final de la vida.
No vamos a entrar de lleno en el email marketing porque ya lo hicimos hace unas semanas (y hay un curso en la zona Fenicier), pero sí queremos aprovechar a resaltar su importancia en la venta, porque tiene más efectividad que cualquier campaña en redes sociales a la hora de cerrar negocio. Las redes sociales son buenas para atraer a la gente, pero el email es muy bueno para que la gente entre en el redil.
Para que tu mail no acabe en el spam, hay que personalizarlo lo más posible para que atraiga la atención de la gente. Y también es bueno hacerles alguna pregunta que tengan que contestar. Muchos no lo harán, pero si alguien lo hace, eso vale para que el algoritmo del correo no te califique como spameador. La interacción es importante.
Como repetimos siempre, el asunto del mail es vital, pero también lo son ciertas palabras que no conviene que aparezcan para que el algoritmo no envíe el mail al spam (toda esta info la tenéis en la zona Fenicier).
Aportar a la gente algo positivo y personal es la mejor táctica. Nada de prometer el oro y el moro para luego no cumplirlo, porque tu próximo mail irá a la basura. La confianza lo es todo en las ventas, así que honestidad y cercanía son importantes.
Plantea el email como una incitación a la conversación y con un fin, no sólo soltarle una oferta a quien sea o un ladrillo. Tiene que ser un tipo de texto como si hablases de tú a tú con la gente. Huye del corporativismo, a la hora de escribir, como del demonio.
¿Cribas tus listas de correo? Puedes tener mil personas en tu lista y que abran el correo la mitad como norma. A nivel de algoritmo, es mejor ir quitando de los mails regulares a la gente que no los abra por sistema. Los que sí los abren, sin problema. Y los que vayas a eliminar de esos envíos es mejor escribirles para decirles que estás ahí para cualquier cosa, pero que no le enviarás más correos de ese tipo para no molestarle. Si contesta, perfecto.
¿Sobre qué escribir? Los contenidos son importantes: formativos, reivindicativos, de entretenimiento, noticias del sector, comparativas, casos de éxito o problemas resueltos, etc. Ya sabéis que las historias y los cuentos ayudan mucho a transmitir cualquier mensaje, como os contamos en el capítulo anterior.
¿A quién escribir? Esto es importante: si no tienes los mails de tus clientes, mal. Tan mal como si no ser capaz de que tus clientes te sigan en redes sociales. No hace falta escribir muchos mails. La calidad es mejor que la cantidad, como siempre. Ir de menos a más es la mejor estrategia, por eso insistimos siempre en comenzar con los propios clientes.
¿Cada cuánto? Si los mails son de embudo de ventas, pues irán saliendo cada poco, casi diario, sobre todo si es al principio del embudo. Una newsletter puede ser semanal o mensual, depende. Hay muchos dependes, pero sí tiene que haber una comunicación regular para que no les de tiempo a olvidarse de ti (una vez cada dos semanas es el límite para que no te olviden).
Los mails se pueden automatizar, pero tiene que parecer que es algo humano. En la medida que pierdas humanidad, perderás ventas. Deberías echar un vistazo a tu mail a ver cómo estás haciendo las cosas. Sé que me dirás que no tienes tiempo para todo eso, pero anda que no tienes ratos por ahí que no sabes qué hacer…
Para más valor, escucha el podcast o te ayudamos cobrando. ¡Ánimo!
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